Terapias dirigidas

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En pacientes con cáncer, de pulmón o de otros órganos, la quimioterapia prolonga la sobrevida y mejora la calidad de vida. Sin embargo, en algunos casos la respuesta al tratamiento es incompleta y no se alcanza la curación total. Además, los medicamentos quimioterápicos atacan a las células malignas y también a las sanas lo que ocasiona importantes efectos adversos.

 

En los últimos años se ha desarrollado la “terapia dirigida” representativa de un cambio determinante en el tratamiento del cáncer, consistente en fármacos dirigidos contra moléculas específicas llamadas “blancos moleculares”. Por lo general estos blancos son genes o proteínas que tienen una  función clave en los complejos sistemas que rigen el crecimiento y diseminación del cáncer.

La “terapia dirigida” interfiere con los procesos de división y el crecimiento celulares, su comunicación con otras células y hasta los mecanismos de muerte de las células cancerosas; y estimulan al sistema inmunitario para que reconozca y destruya las células cancerosas. Además, evita la formación de vasos sanguíneos que nutren a los tumores

 

Algunas “terapias dirigidas” inducen la muerte de las células cancerosas (apoptosis), otras impiden el crecimiento de vasos sanguíneos que nutren los tumores (angiogénesis)

 

  Indicaciones 

Hasta hace poco tiempo la “terapia dirigida” se reservaba para los casos en que el tratamiento de primera línea fallaba o se producían recaídas. En la actualidad, si bien los tratamientos oncológicos se basan en la quimioterapia, simultáneamente se emplean terapias dirigidas. A futuro el objetivo es administrar únicamente estos nuevos medicamentos.

Algunos ejemplos de fármacos dirigidos ya incorporados al arsenal terapéutico contra el cáncer son imatinib, erlotinib, afatinib, gefitinib, sunitinib, sorafenib, trastuzumab, y cetuximab y bevacizumab, entre otros.  

 

  Ventajas  

La “terapia dirigida” contra blancos presentes únicamente en el tumor maligno tiene la ventaja de diferenciar con precisión las células cancerosas de las células normales y, de este modo reducir los efectos secundarios mejorando la calidad de vida del paciente durante el tratamiento.

 

La terapia dirigida produce, generalmente, menos efectos secundarios que la quimioterapia estándar y es mejor tolerada