Son estructuras –moléculas- extrañas a lo propio capaces de desencadenar una respuesta inmune específica destinada a su destrucción. En algunos casos esta respuesta inmune es desmedida y adquiere las características de una reacción alérgica.
Los antígenos más frecuentemente identificados son los de las bacterias, hongos, parásitos y virus, toxinas de bacterias, medicamentos, sustancias químicas, células cancerosas, etc.
Todas las células del organismo poseen moléculas capaces de desencadenar reacciones inmunológicas. A veces el sistema inmunitario por error no lo reconoce como propio y desarrolla anticuerpos contra estas células. Este tipo de respuesta es característica de las “enfermedades autoinmunes”.
También los antígenos de las células sanas de un humano pueden causar respuesta inmunológica en otros individuos. Este es el caso de la reacción “injerto contra huésped” en los pacientes trasplantados o la incompatibilidad Rh (recién nacidos Rh(+) de madres Rh(-), transfusión de sangre Rh(+) a receptores Rh(-))
La vacunación consiste en la introducción de antígenos de agentes infecciosos en el organismo e inducir el desarrollo de anticuerpos
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La investigación de antígenos en sangre se emplea para detectar la presencia, de infecciones o enfermedades tumorales y estudiar su evolución
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