El cáncer de pulmón es una de las causas más frecuentes de mortalidad en los varones aunque su incidencia ha aumentado en las últimas décadas también en el sexo femenino.
Entre los factores que aumentan el riesgo de cáncer de pulmón se destaca el consumo de cigarrillos, responsable de casi el 90% de los casos. Se ha demostrado que quienes dejan de fumar durante más de 15 años tienen una reducción de 80 a 90% en el riesgo de cáncer de pulmón en comparación con las personas que siguen fumando.
Otros factores de riesgo son las enfermedades pulmonares laborales por inhalación de partículas (asbesto, níquel, cromo); la EPOC y los antecedentes familiares de cáncer de pulmón.
Detección temprana
Adoptar estrategias de detección significa, en medicina, establecer qué tipo y con qué periodicidad es conveniente realizar pruebas para investigar la existencia de una enfermedad antes de que se presenten síntomas o signos que sugieran su presencia.
La detección temprana es el mejor recurso para obtener el éxito terapéutico. Cuanto más pequeñas son las lesiones más oportunidades existen de una mayor y mejor sobrevida y, en muchos casos, de una curación total. Las investigaciones indican que cuando el cáncer de pulmón se diagnostica tempranamente y se puede eliminar la lesión mediante una intervención quirúrgica la sobrevida a los 5 años puede llegar al 60-80%.
Estrategias de detección
El análisis de las células que aparecen en la secreción al toser (citología de esputo) permite observar células cancerosas. Pero no se ha comprobado su utilidad para la detección temprana de la enfermedad.
Si bien hace algunos años se recomendaba realizar una radiografía de tórax anual en los fumadores, Investigaciones más modernas indican que las personas que se hacían las radiografías no presentaban tasas de mortalidad más bajas que las que no se las hacían. Por ello no se recomienda realizar radiografías de tórax como estudio de rutina en pacientes fumadores.
En cuanto a la tomografía computada helicoidal de bajas dosis, un importante estudio auspiciada por el Instituto Nacional del Cáncer de Estados Unidos, halló una reducción del riesgo de mortalidad por cáncer de pulmón y por otras causas, de un 20%. Todavía esta modalidad no ha sido recomendada para su utilización rutinaria y se requieren mayores estudios antes de emitir alguna conclusión al respecto.
La Tomografía por emisión de positrones (PET por sus siglas en inglés) es otro de los métodos de diagnóstico por imágenes que se podría utilizar para identificar pacientes con cáncer de pulmón. Pero este estudio utiliza una cantidad de radiactividad mayor que la tomografía computada y no se recomienda su uso como estudio de rutina en pacientes sin síntomas ni signos de esta enfermedad.
¿Qué hacer?
Los métodos de diagnóstico disponibles actualmente son difíciles de implementar en forma masiva porque son costosos.
Además, los estudios realizados hasta el momento no aportan evidencias con la suficiente contundencia como para emitir una recomendación firme al respecto. La realidad es que no se sabe a ciencia cierta si el beneficios de este tipo de conducta de detección del cáncer de pulmón superan los riesgos potenciales. Por estas razones los expertos no se expiden a favor ni en contra.
La decisión de realizar una u otra prueba para detectar un cáncer de pulmón debe consensuarse entre el médico y el paciente.
En las personas que fuman únicamente tiene sentido realizar pruebas de detección temprana cuando existe la firme intención de iniciar un tratamiento para dejar de fumar.