Históricamente y en paralelo al desarrollo de la medicina convencional (*), el folklore popular primero y las ciencias después, han dado origen a la medicina alternativa (**).
Es así que en los últimos tiempos el ciberespacio ha posibilitado que la penetrancia cultural ancestral en el uso de remedios y terapias no convencionales se perpetúe, permitiendo el acceso de pacientes y familiares a anuncios de tratamientos novedosos, costosos, con nombres extravagantes. Como siempre ha ocurrido y sigue sucediendo, algunos de ellos tienen un cierto grado de eficacia y producen algún beneficio, otros carecen en efectos en absoluto y otros más son harto perjudiciales.
Uno de los mayores perjuicios de la medicina alternativa es que incita al abandono del tratamiento médico convencional
Es indudable que los síntomas son influenciados por aspectos psicológicos, creer en un tratamiento y tener empatía con quien lo administra constituye una parte esencial de la respuesta terapéutica. No obstante es esencial tener en cuenta que la ausencia de estudios clínicos con metodología científica no permite emitir conclusiones confiables acerca de la eficacia y seguridad de la medicina alternativa.
Todo paciente que padece una enfermedad crónica de cualquier índole, particularmente aquellas con evolución tórpida asociadas a discapacidad progresiva, desea hallar una cura para su afección, y mejor aún si ésta es rápida, no invasiva, indolora y definitiva.
Lamentablemente la medicina convencional actual no siempre puede alcanzar estos objetivos y en cambio ofrece control de los síntomas, mejoría de la calidad de vida y mayor tiempo de sobrevida pero sin asegurar una curación definitiva.
Enfermedades respiratorias proclives a tratamientos mágicos o atípicos
- Asma
- EPOC
- Enfermedad intersticial pulmonar
- Hipertensión arterial pulmonar
- Cáncer de pulmón
Un estudio publicado en el año 2003 en la revista Medicina, da cuenta del uso de terapias alternativas en personas que por primera vez consultaron en un hospital general. La experiencia se llevó a cabo en el Hospital de Clínicas José de San Martín de la ciudad de Buenos Aires sobre 540 pacientes que concurrieron al consultorio externo de Medicina Interna General. De la encuesta realizada surge que aproximadamente el 55% utilizaba terapias alternativas. Más del 80% de los pacientes calificó estas prácticas como excelente/muy buena/buena. La mayoría consideraba que no era conveniente comentar con el médico su uso. Quienes más recurrían a este tipo de tratamientos eran las mujeres y los pacientes con mayor nivel educacional, o bajo tratamiento psicológico o psiquiátrico. Entre los argumentos esgrimidos se destacan disconformidad con el manejo diagnóstico y terapéutico de la medicina tradicional, persistencia de dolor por más de seis meses, desconfianza y atribución de la enfermedad a problemas espirituales, mentales ó afectivos. Un dato a destacar es que la tercera parte de los pacientes usaba una terapia alternativa que podía interferir o interactuar riesgosamente con su enfermedad.
Las terapias no convencionales pueden enmascarar enfermedades e interferir con la eficacia de otros tratamientos, anulando o restándoles eficacia
(*) Medicina convencional: alopatía; medicina occidental o formal, medicina basada en la evidencia, es practicada por personas con títulos habilitantes de médico ú otras profesiones asociados de la salud, como fisioterapeutas, psicólogos y enfermeras tituladas.
(**) Medicina complementaria y alternativa: o no tradicional, no convencional, es aquella cuya eficacia y seguridad no has sido probadas en protocolos científicos, ni cuenta con la aprobación de agencias regulatorias; ya sea aplicada por un profesional de la salud o por personas que no están legalmente autorizadas para tratar enfermedades