La biopsia consiste en extraer un fragmento de tejido pulmonar para su análisis bajo un microscopio, o para realizar pruebas bioquímicas específicas (inmunofluorescencia, etc.)
Con la biopsia se pueden confirmar los diagnósticos de cáncer, infecciones, enfermedades pulmonares intersticiales, etc.
Existen varias técnicas de biopsia pulmonar:
La aspiración transtorácica con aguja que es aquella en la que la extracción de la muestra de tejido se realiza a través de la pared del tórax. La técnica consiste en insertar una aguja especial en el sitio que se desea biopsiar. Una vez correctamente colocada la aguja se aspira una muestra de tejido y se la envía a un laboratorio para su análisis.
La tomografía computada de tórax permite identificar el punto preciso de la biopsia y planificar la trayectoria de la aguja. Su asistencia es muy útil para obtener muestras de tejido de lesiones pequeñas y localizadas profundamente dentro del pulmón, o aquellas que se encuentran cerca de vasos sanguíneos, los bronquios, la tráquea o los nervios.
La biopsia a cielo abierto se realiza en un quirófano. En este caso la muestra de tejido se extrae a través de una incisión que el cirujano realiza en el área del tórax y que después de cierra con puntos de sutura. El procedimiento se realiza bajo anestesia general.
La toracoscopía videoasistida, es una variante de la biopsia a cielo abierto. Se requieren dos o más incisiones muy pequeñas. A través de una de ellas se introduce un instrumento llamado toracoscopio, un tubo de unos pocos milímetros de diámetro provisto de una cámara de video, a través de las otras incisiones se introducen los instrumentos que permiten tomar las muestras.