La acción perniciosa del tabaquismo sobre el esqueleto óseo se conoce hace más de 20 años y afecta sobre todo a las mujeres, aunque también en los varones disminuye la masa ósea.
Un análisis conjunto de 29 estudios ofrece una de las pruebas más contundentes de la asociación directa entre el hábito de fumar cigarrillos y la pérdida de masa ósea. Según este trabajo una de cada ocho fracturas de cadera se puede atribuir al tabaquismo. En las personas de más de 60 años, fumadoras, el riesgo de fractura de cadera es un 17% más alto que en las personas de la misma edad que no fuman; a los 80 años esta cifra aumenta al 71% y a los 90 años al 108%.
Otros estudios señalan que el riesgo de fracturas en los adultos mayores aumenta en proporción directa con el número de cigarrillos que se fuman diariamente y los años durante los cuales se mantiene el hábito.
Asimismo, la consolidación de la fractura (curación) demora más tiempo.
Mecanismo de acción del cigarrillo
- La nicotina aumenta la eliminación de estrógenos. Los estrógenos son hormonas que reducen la pérdida mineral ósea, mejoran la absorción del calcio en el intestino y estimulan la síntesis de factores de crecimiento y formación de hueso. También los estrógenos actúan sobre los vasos arteriales mejorando el aporte sanguíneo a los huesos. Las mujeres fumadoras inician la menopausia a una edad más temprana.
Fumar adelanta entre dos y tres años la edad de la menopausia
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- La nicotina inhibe la acción los osteoblastos que son las células formadoras de hueso
En mujeres posmenopáusicas la nicotina produce disminución de la densidad mineral ósea, con el consecuente incremento del riesgo de fracturas
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