La lucha contra el rechazo es un proceso continuo. El sistema inmunitario del organismo humano no reconoce al órgano trasplantado como propio, por lo tanto continuamente intenta atacarlo. Esta reacción inmunológica llamada –rechazo- se previene tomando medicamentos que disminuyen la función del sistema inmunitario –inmunodepresores-
El riesgo de rechazo está siempre presente, los inmunosupresores deberán tomarse de por vida.
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Rechazo agudo
El rechazo agudo es una de las complicaciones más frecuentes del trasplante pulmonar, se presenta en el 35 a 50% de los pacientes.
En general ocurre entre el final de la primera semana y los primeros tres meses, aunque el riesgo persiste durante el 1º año.
Los síntomas de rechazo agudo son tos, disnea y febrícula.
El tratamiento consiste en corticoides ye intensificación del tratamiento con medicamentos inmunosupresores. La respuesta es buena.
El rechazo agudo predispone al rechazo crónico
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Rechazo crónico
El rechazo crónico es la complicación más frecuente durante los primeros dos años postrasplante.
Los síntomas más frecuentes son disnea de esfuerzo, tos sin expectoración, sibilancias y febrícula.
Como tratamiento se administran broncodilatadores, corticoides y se aumenta o modifican los esquemas de inmunosupresión. La respuesta es variable
El rechazo crónico predispone al desarrollo de bronquiolitis obliterante, la complicación a largo más importante del trasplante pulmonar
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Riesgos del tratamiento inmunosupresor
- Infecciones
- Neoplasias
- Hipertensión
- Osteoporosis
- Cataratas
- Hipercolesterolemia
- Insuficiencia renal