La mayoría de las infecciones virales observadas en pacientes con VIH-SIDA están producidas por virus de la familia herpes.
Sólo algunos tipos de virus de la familia herpes producen infecciones en los humanos: los virus del herpes simple tipo 1 y 2, el citomegalovirus, el Epstein Barr, y el virus de varicela zóster.
Los virus de la familia herpes no sobreviven mucho tiempo en el ambiente exterior, de modo que su transmisión es directa de la persona infectada al individuo susceptible (sin antecedentes de infección) siendo las puertas de entrada del virus la boca, los genitales, los ojos y las vías respiratorias. Otras veces se trata de la reactivación de virus que permanecían en estado latente acantonados en los nervios.
En pacientes VIH(+) las infecciones por virus herpes pueden comprometer el aparato respiratorio causando complicaciones potencialmente fatales.
Virus herpes simple
El virus del herpes simple (VHS) causa erupción de la piel y mucosas y su característica sobresaliente es la reactivación periódica.
El virus herpes simple 1 (VHS1) es la causa del herpes oral y el VHS2 se asocia a herpes genital. En pacientes VIH(+) las recurrencias son más frecuentes, las manifestaciones clínicas más intensas y se prolongan más tiempo. En estos pacientes el VHS, suele producir traqueobronquitis, asociando con menor frecuencia compromiso pulmonar.
Las lesiones de virus del herpes simple facilitan el ingreso del VIH aumentando el riesgo de contagio.
Citomegalovirus (CMV)
El CMV suele hallarse en las secreciones respiratorias, pero es poco frecuente que produzca enfermedad pulmonar; quedando ésta limitada a aquellos pacientes con niveles de CD4 < 50 cel/mm3. Sin embargo, en los últimos años, los tratamientos prolongados con corticoides y la mayor sobrevida de pacientes con inmunodepresión se ha relacionado con un aumento del compromiso pulmonar. La neumonía intersticial es la manifestación de enfermedad pulmonar más frecuente de la infección por CMV y se manifiesta inicialmente por tos no productiva, fiebre y disnea. El CMV también puede ocasionar hepatitis, úlceras gastrointestinales, y comprometer la retina y el sistema nervioso central.
Los pacientes VIH(+) que tienen hijos o familiares que trabajan en guarderías infantiles que están expuestos a un mayor riesgo de infección por citomegalovirus
Prevención y tratamiento
La profilaxis con antivirales se puede considerar en los adultos o adolescentes pero la decisión siempre está a cargo del médico quien evalúa los efectos tóxicos de los medicamentos y la posibilidad de desarrollar resistencia, frente a los potenciales beneficios. En el caso que el paciente desarrolle la enfermedad debe recibir un tratamiento de mantenimiento.
Epstein-Barr
El virus de Epstein Barr es el causante de una enfermedad llamada mononucleosis infecciosa que se manifiesta fundamentalmente por fiebre, faringitis y un grado variable del compromiso hepático. En personas con depresión de la respuesta inmune es causa linfomas y, específicamente en pacientes VIH(+) puede provocar neumonitis intersticial crónica.
Herpes zóster
La infección por virus de la varicela-zoster se manifiesta clínicamente de dos formas diferentes. Una de ellas es la varicela, la infección primaria que suele ocurrir en la infancia; la otra es la recurrencia de la infección que se presenta con un carácter más localizado siguiendo el trayecto de un nervio cuyas formas más conocidas son el herpes zóster ocular y el herpez zóster intercostal (la popular “culebrilla”)
La frecuencia de herpes zoster en pacientes VIH(+) es 15 a 25 veces superior a la de los individuos inmunocompetentes, y puede presentarse aunque los niveles de CD4 no estén muy bajos.
Si bien las lesiones que produce fundamentalmente en la piel, en las personas VIH(+) cuyo sistema inmunitario está muy debilitado (CD4 < 50 cél/mm3) aumenta el riesgo de compromiso el sistema nervioso central (encefalitis y/o meningitis) y pulmonar (neumonía varicelosa).
Prevención y tratamiento
Los pacientes VIH(+) deben evitar el contacto con las personas con varicela o herpes zóster y se recomienda la vacunación de los convivientes.
En determinadas circunstancias, los pacientes expuestos al virus pueden recibir gammaglobulina específica dentro de las 96 horas post contacto y, en algunos casos se puede evaluar la posibilidad de vacunar.
Hasta el momento, ningún fármaco ha demostrado ser eficaz para prevenir la recurrencia.