Existen estudios que sugieren una relación entre la obesidad y el asma. Estas investigaciones muestran una correlación entre el exceso de peso y la gravedad del asma, una peor calidad de vida, más ausentismo laboral y escolar, y menor respuesta al tratamiento farmacológico.
Se estima que las personas con sobrepeso tienen un 30 a 50% más de probabilidades de desarrollar asma que sus pares con peso normal
También se ha observado una correlación entre la pérdida de peso y la mejoría de los síntomas del asma, disminución de la percepción de la disnea, uso de medicación de rescate y mejor función pulmonar.
Obesidad
Asma
La relación entre ambas enfermedades es compleja y se debería, fundamentalmente, a la interacción entre los genes y el ambiente. Estudios del genoma humano han identificado regiones específicas relacionadas con el asma y la obesidad.
Las células adiposas liberan sustancias que favorecen un estado de inflamación crónica en todo el organismo (sistémica)
- El asma es una enfermedad inflamatoria crónica de las vías aéreas
- La inflamación asociada a la obesidad interfiere con el efecto antiinflamatorio de los corticoides indicados para tratar el asma
La obesidad se asocia a alteraciones de la mecánica respiratoria con aumento de la disnea. Esto se debe, principalmente, a cambios en las propiedades elásticas de la pared del tórax relacionadas con compresión e infiltración grasa.
La obesidad favorece el reflujo gastroesofágico
- El reflujo gastroesofágico se ha postulado como un factor de riesgo de bronconstricción
Los pacientes con asma y los que tienen exceso de peso tienden a hacer menos ejercicio
- La actividad física es fundamental para controlar el peso y mejorar la función pulmonar
Si bien no existe una relación claramente establecida entre la obesidad y el asma se recomienda incluir el control del peso corporal en el tratamiento de los pacientes con asma.
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