La toracoscopía es un método que permite ver la superficie de los pulmones y de la cavidad pleural a través de un tubo llamado toracoscopio. Desde su creación en 1910, el toracoscopio ha evolucionado incorporando un sistema óptico conectado a un monitor de video.
La toracoscopía permite examinar visualmente los pulmones y la pleura, extraer muestras de tejido (biopsia), realizar resecciones de tumores, bullas y áreas de enfisema, y administrar fármacos como es el caso del tratamiento de la acumulación de líquido en la cavidad pleural (derrame pleural)
Este procedimiento es mínimamente invasivo, el tubo se inserta en el interior del tórax realizando pequeños cortes en la pared torácica, se realiza bajo anestesia general.
Una vez concluida la intervención se colocan a través de la incisión pequeños tubos de goma (drenajes) que se retiran cuando la incisión ha dejado de drenar.
A veces el paciente puede ir a su domicilio después de unas horas de observación, en tanto otras debe permanecer hospitalizado algunos días.