La inmunoglobulina E (IgE) es un tipo de anticuerpo producido en unas células llamadas linfocitos B que integran el sistema inmunológico. La IgE se puede acumular en los pulmones, la piel y las membranas mucosas. La producción de IgE es estimulada por antígenos presentes en los ácaros del polvo doméstico, polen, caspa de animales, alimentos y algunos parásitos. Por ello se la relaciona principalmente con las reacciones alérgicas y, en los niños, con las infecciones parasitarias.
El dosaje de niveles de IgE en sangre es una prueba más entre las que se solicitan para estudiar atopía y otras las alergias respiratorias: rinitis alérgica, poliposis nasal, asma bronquial, y enfermedades de la vía aérea asociadas al Aspergillus fumigatus.
Los niveles de IgE suelen estar aumentados en personas atópicas. Sin embargo, aproximadamente el 50% de los pacientes alérgicos tienen valores normales, por ello no es posible descartar una alergia únicamente basándose en los resultados de esta prueba.