Síndrome de apnea obstructiva del sueño

El síndrome de apnea del sueño fue descripto en el año 1976 por  Guilleminault como  una entidad caracterizada por la presencia de episodios de detención de la respiración –apnea- durante el sueño y excesiva somnolencia durante el día. Más tarde se agregaron a esta definición  trastornos de las funciones cognitivas (falta de concentración) y de la conducta (irascibilidad), y alteraciones de múltiples órganos y funciones del resto de organismo (aparato respiratorio, cardiovascular, etc.).

La duración de estos episodios de apnea es fundamental para definir su calidad de anormales. En las personas sanas suele haber episodios de apnea durante el sueño pero duran menos de 10 segundos. En contraste la apnea del sueño patológica es aquella que dura más de 10 segundos; durante estos episodios   el paciente se despierta, aunque a veces no es conciente de ello (microdespertares). Aproximadamente el 25% de los adultos está en riesgo de desarrollar apnea del sueño de distintos grados de severidad.

La apnea de sueño es una de las causas principales de sueño no reparador

 

 

La apnea del sueño impacta negativamente en la calidad de vida, aumenta el riesgo de accidentes de tránsito, es un factor de riesgo para el desarrollo de hipertensión arterial, enfermedad coronaria y accidentes cerebrovasculares

 



  ¿Por qué se produce?  

Las apneas se deben a episodios reiterados y transitorios de obstrucción de la vía aérea superior durante el sueño.

La estructura anatómica comprometida es la orofaringe. La orofaringe es un tubo cuyo calibre es determinado por la acción de músculos activados rítmicamente durante cada inspiración.

La orofaringe puede presentar estrechamientos anatómicos causados por   hipertrofia de las amígdalas, acumulación de grasa (obesidad), desproporción entre el tamaño de la cavidad oral y la lengua, mandíbula inferior retraída o pequeña, y el cuello corto.  

También puede haber una disfunción muscular provocada, en muchos casos, por la ingesta de relajantes musculares (medicamentos para dormir de tipo benzodiacepinas) o alcohol.


  ¿Cuáles son sus síntomas?  

  • Cambios en el estado de ánimo con ansiedad y depresión
  • Cefalea matinal
  • Problemas de concentración y memoria
  • Ronquidos intensos (con periodos de silencio seguidos de jadeos)
  • Somnolencia excesiva durante el día
  • Sueño inquieto
  • Trastornos del carácter con irritabilidad


  Diagnóstico  

En general es la persona que comparte el dormitorio quien se queja de los ronquidos intensos y relata los episodios de apnea. El examen físico puede revelar características anatómicas relacionadas con riesgo de apnea del sueño. El interrogatorio del paciente pone en evidencia los síntomas enumerados más arriba

El estudio más representativo es la polisomnografía que estudio  el sueño y las variaciones de otras funciones del organismo durante el mismo. Es un estudio totalmente inocuo que se lleva a cabo en un “Laboratorio de sueño”, el paciente puede dormir allí toda la noche o un lapso de tres horas durante el día. También se puede realizar en el domicilio del paciente. En casos especiales se puede registrar con un video todo el estudio.

 
  ¿Cómo se trata?  

Es fundamental adquirir un buen hábito de sueño con horarios regulares, en un ambiente adecuado, y evitar dormir boca arriba.

En caso de insomnio se debe evitar la automedicación y consultar al médico sobre el tratamiento más apropiado.

Es conveniente limitar el consumo de alcohol y sobre todo evitar tomarlo durante la noche antes de dormir.

En pacientes con exceso de peso se recomienda iniciar el tratamiento correspondiente.

Cuando es posible se corrigen los factores anatómicos (extirpación quirúrgica  de amígdalas, corrección quirúrgica de defectos anatómicos).

En determinados casos se pueden emplear prótesis (estándar o a medida)  que se colocan dentro de la boca durante el sueño y favorecen la reacomodación de las mandíbula y la lengua de modo tal que aumentan el espacio retrofaríngeo. Algunos pacientes se quejan que estos dispositivos causan aumento de la producción de saliva, dolor en la articulación témporo-mandibular y problemas en la oclusión dentaria.

El tratamiento más efectivo es la aplicación de presión positiva continua en la vía aérea, este procedimiento se conoce como CPAP (Continuos Positive Aerea Pressure). La presión es generada por un compresor y transmitida por un tubo hacia una mascarilla adaptada a la nariz y fijada con un arnés.

 

 

El tratamiento con CPAP disminuye la somnolencia diurna, mejora la calidad de vida, y varios estudios sugieren que disminuye el riesgo cardiovascular en general.