La α1-antitripsina (AAT) se produce en el hígado y su función primordial es proteger al tejido pulmonar del daño de la enzima proteolítica elastasa de los neutrófilos. Los niveles séricos normales de AAT oscilan entre 20 y 53 μM/l; valores inferiores a 11 μM/l se asocian a riesgo de enfisema y, cifras entre 3 y 7μM/l son características de la deficiencia de AAT.
Las estadísticas señalan que esta enfermedad afecta 1/2000 a 1/5000 personas. La deficiencia de AAT tiene un origen genético, se han descripto 120 variantes alélicas, siendo el alelo Z responsable de más del 95% de los casos. Se estima que, en Estados Unidos, habría alrededor de 700.000 personas con deficiencia grave asociada al genotipo Pi*ZZ.
La EPOC es su principal manifestación; radiológicamente sólo el 20% evidencia enfisema basal y hasta el 36% en algunas series tiene enfisema apical. El enfisema pulmonar panacinar a menudo sólo se diagnostica en la biopsia. Sin embargo, sólo el 65% de los individuos con deficiencia grave de AAT desarrolla enfermedad pulmonar, aunque este porcentual se incrementa al 90% si además estas personas fuman. La expectativa de vida en personas con genotipo Pi*ZZ y deficiencia grave de AAT hallada en exámenes de rutina –que no fuman- es normal. En las pruebas de función pulmonar las tasa de deterioro del FEV1 en individuos homocigotos PiZZ* oscilan entre 23 y 316 ml/año. Además del enfisema pulmonar, se describen hepatopatía, vasculitis y panniculitis.
La deficiencia de AAT muchas veces pasa desapercibida o demora años en diagnosticarse, uno de los motivos principales de esta falla diagnóstica es la condición de fumadores de muchos de los pacientes. Los lineamientos de la Sociedad Americana del Tórax (ATS por sus siglas en inglés) indican que debe investigarse deficiencia de AAT en prácticamente todos los pacientes con EPOC y muchos con asma.
Además del tratamiento propio de la EPOC, una de las estrategias terapéuticas de la deficiencia de AAT es la “terapia de aumentación” con α1-antitripsina purificada extraída de plasma humano que se administra por vía intravenosa una vez a la semana.
Sin embargo, al menos en Estados Unidos, sólo unas 10.000 personas reciben terapia de reemplazo, lo cual se explicaría por el alto costo del tratamiento, y la disparidad de resultados de los ensayos clínicos. De los estudios observacionales se puede inferir una disminución de la tasa de mortalidad y disminución de la velocidad de deterioro del FEV1 (en especial en pacientes con FEV1 entre 35 y 50% del estimado).
En contraste, los dos únicos estudios aleatorizados no revelan beneficios clínicos ni funcionales, ni disminución de la tasa de exacerbaciones. Por su parte, instituciones como la American Thoracic Society, American College Chest Physicians y European Respiratory Society recomiendan “prescribir terapia de aumentación en pacientes con enfisema y genotipo PiZZ*, en particular en pacientes con FEV1 entre 35 y 60% del estimado”. Quedan excluidos de esta indicación individuos con genotipo PiZZ* asintomáticos, genotipo PiMZ* y EPOC con niveles de AAT > 11 μM/l. El uso de terapia de aumentación en individuos con genotipo PiSZ* y EPOC niveles de AAT > 11 μM/l queda sujeto a consideración.
Conclusión
Los autores concluyen que si bien no existen datos provenientes de ensayos clínicos aleatorizados y controlados, las evidencias disponibles muestran una disminución de la velocidad de progresión del deterioro de la función pulmonar y el enfisema y, sustentan su seguridad.
Acceso al resumen
Stoller JK, Aboussouan LS. A Review of α1-Antitrypsin Deficiency. Am. J. Respir. Crit. Care Med.; 2012; 185 (3): 246-259