Rabe y colaboradores evaluaron el patrón estacional de las exacerbaciones moderadas y graves de EPOC, la influencia de factores demográficos y la condición clínica, el tiempo transcurrido hasta la segunda exacerbación y el impacto de la pandemia de gripe A H1N1.
La información para este análisis se obtuvo del ensayo clínico Prevención de exacerbaciones de EPOC con tiotropio (Prevention of Exacerbations with Tiotropium in COPD, POET-COPD) (Beeh K., et al. Int J Chron Obstruct Pulmon Dis 2009; 4: 119–125). cuyo criterio primario de valoración fueran las exacerbaciones en el periodo de un año. El POET-COPD es un estudio aleatorizado, doble ciego, con grupo paralelo, en pacientes con EPOC moderada a grave y antecedentes de al menos una exacerbación (aumento o aparición de novo de síntomas de EPOC, de los cuales por lo menos 1 hubiera durado más de tres días y motivado la consulta al medico y hubiera requerido corticoides o antibióticos o internación) en el año previo. El POET-COPD incluyó 7.376 pacientes de los cuales 2.691 (36.5%) desarrollaron exacerbaciones durante el año de seguimiento (4.411 episodios).
A los fines de este estudio se establecieron las estaciones como sigue: invierno de diciembre a febrero; primavera de marzo a mayo; verano de junio a agosto y otoño de setiembre a noviembre. Los autores comunican que la incidencia de exacerbaciones aumentó 2,16 veces en invierno en comparación con el verano (7.36 exacerbaciones/100 pacientes-meses versus 3.53 exacerbaciones/100 pacientes-meses). El patrón estacional se repitió al analizar los episodios calificados como graves (exacerbaciones/100 pacientes-meses 1,20 invierno versus 0.63 verano; diferencia 1.89); y la incidencia de tratamientos con antibióticos que aumentó 2.54 veces en invierno respecto del estío (86.8% vs. 74.7%, respectivamente), en comparación con un incremento de 1.83 veces en las tratadas con corticoides (51.0% vs. 61.4%, respectivamente). Asimismo, en la estación fría resultó significativamente superior el número de pacientes con al menos una exacerbación y el de pacientes con por lo menos un episodio grave. Estos resultados se mantuvieron estables aún después de incluir variables tales como edad y sexo de los pacientes, índice de masa corporal, gravedad de la EPOC, relación con el tabaco, uso de corticoides por vía inhalatoria o medicamentos con acción sobre el sistema cardiovascular, y comorbilidad cardiovascular. Un dato sobre el cual llaman la atención los autores es la mayor tasa promedio de exacerbaciones mensuales en la temporada invernal en ex fumadores en comparación con los fumadores actuales (2.39 superior en invierno vs. verano y 1.94 veces en invierno vs. verano, respectivamente).
Mil cuatro pacientes desarrollaron un segundo episodio. En comparación con el grupo de pacientes con una primera exacerbación entre abril y setiembre, aquellos cuyo primer episodio hubiera ocurrido en la temporada de otoño e invierno (octubre a marzo) se registró un mayor número de recurrencias (n= 608 versus n= 396, respectivamente); y un intervalo más breve entre ambos episodios (68 versus 99 días). Se produjeron 142 fallecimientos en un año (360 días); reiterándose la estacionalidad en la tasa de mortalidad por todas las causas (n= 49 (34.5%) y n= 19 (13.4%) en invierno y verano, respectivamente). Las tasas promedio de mortalidad expresadas en 1000 pacientes-meses fueron de 2.28 en invierno y 0.88 en verano. La pandemia de gripe H1N1 del año 2009 se asoció a una menor frecuencia de exacerbaciones (número exacerbaciones paciente/años 0.84 en el año previo versus 0.52 durante la pandemia); pero no afectó las tasas de mortalidad. No se hallaron variaciones estacionales en la tasa anual de internación por exacerbaciones de EPOC.
Conclusión
Los autores concluyen de su estudio que existe una marcada asociación entre las estaciones frías y la mayor incidencia de exacerbaciones moderadas a graves, el tratamiento con antibióticos, el menor tiempo transcurrido hasta el segundo episodio y la mortalidad total. En lo concerniente a los mecanismos fisiopatogénicos involucrados en la asociación invierno/exacerbaciones de EPOC, mencionan los efectos fisiológicos de las bajas temperaturas, la susceptibilidad a las infecciones, polución ambiental, etc. También consideran la posibilidad de que esta diferencia se deba, principalmente, a una menor incidencia de exacerbaciones en el verano, relacionada con la influencia de la luz solar sobre diversas variables fisiológicas. Finalmente destacan el beneficio de la vacunación para prevenir las exacerbaciones.
Acceso al resumen
Seasonal Distribution of COPD Exacerbations in the Prevention of Exacerbations With Tiotropium in COPD Trial. Klaus F. Rabe; Leonardo M. Fabbri; Claus Vogelmeier, et al. CHEST 2013; 143(3):711–719