Grønseth y colaboradores calcularon la prevalencia de disnea referida por el mismo paciente, definida según criterios del Medical Research Council (mMRC), y analizaron su relación con distintas variables. Estudiaron la población del estudio BOLD (Burden of Obstructive Lung Disease) (n= 9884), del cual participaran 15 países de distintas regiones geográficas (Australia, Austria, Canadá, China, Alemania, Islandia, India, Noruega, Filipinas, Polonia, Sud África, Suecia, Turquía, Reino Unido y Estados Unidos).
Informaron disnea el 27% de la población total. Entre las condiciones clínicas potencialmente asociadas a disnea detectadas entre los participantes se destacan obesidad (25%), tabaquismo (24%), antecedentes de tabaquismo (31%), asma (11%) y EPOC (1-2%). Se investigó un subgrupo de bajo riesgo (n= 4329) conformado por individuos sin enfermedades asociadas a disnea, ni compromiso espirométrico, ni factores de riesgo de disnea; el mismo incluía el 40% de los varones y el 40% de las mujeres. El 16% de los pacientes de este grupo de bajo riesgo informó disnea.
Los autores hallaron asociación directa entre la disnea y sexo femenino (2:1; incluyendo el grupo de bajo riesgo), mayor edad, menor nivel de instrucción, tabaquismo actual o previo, alteraciones del peso corporal en más o en menos y exposición laboral a polvos. También presentaron mayor prevalencia de disnea los pacientes que informaron comorbilidad (hipertensión arterial, cardiopatía, diabetes, tuberculosis o cirugía pulmonar). Asimismo, se observó una alta prevalencia de disnea en aquellos con disminución del cociente FEV1/FVC, caída del 60% de la FVC o antecedentes de internación por trastornos respiratorios en la infancia. No obstante, el dato más importante fue la diferencia altamente significativa de prevalencia entre distintas áreas geográficas. Las variables analizadas explicaron únicamente el 13% de estas diferencias. Al respecto se sugieren varias explicaciones: la simple ausencia de explicación; falta de medición de otros factores (actividad física, polución ambiental, comorbilidad constatada, etc.); confusión entre disnea y fatiga secundaria a desacondicionamiento físico; valor limitado de la disnea como indicador de mala salud.
Conclusión
Los autores concluyen que existe una amplia variación geográfica de la prevalencia de disnea y en base a ello recomiendan reevaluar el impacto de los factores culturales a la hora de considerar a este síntoma como un criterio de valoración.
Acceso al resumen
Rune Grønseth,William M. Vollmer, Jon A. Hardie, et al. Predictors of dyspnoea prevalence: results from the BOLD study. Eur Respir J 2014; 43: 1610–1620